30/10/08

El nacimiento de Jesús en el teatro medieval castellano

Representación del Nacimiento de Nuestro Señor, de Gómez Manrique
Transcripción del original, respetando sintaxis, formas léxicas y ortografía del siglo XV (véase glosario)



Lo que dize Josepe, sospechando
de Nuestra Señora:
¡O viejo desventurado!
Negra dicha fue la mía
en casarme con María
por quien fuesse desonrado.
Yo la veo bien preñada;
No sé de quién nin de cuánto.
Dizen que d'Espíritu Santo,
mas yo d'esto non sé nada.

La oraçión que faze la Gloriosa:
¡Mi solo Dios verdadero,
cuyo ser es inmovible,
a quien es todo posible,
fáçil e bien fazedero!
Tú que sabes la pureza
de la mi virginidad,
alunbra la çeguedad
de Josep e su sinpleza.

El ángel a Josepe:
¡O viejo de munchos días,
en el seso de muy pocos,
el prinçipal de los locos!
¿Tú no sabes que Isaías
dixo: «Virgen parirá»,
lo cual escrivió por esta
donzella gentil, onesta,
cuyo par nunca será?

La que representa a la Gloriosa,
cuando le dieren el Niño:
Adórote, rey del çielo,
verdadero Dios e onbre;
adoro tu santo nonbre,
mi salvaçión e consuelo.
Adórote, fijo e padre,
a quien sin dolor parí,
porque quesiste de mí
fazer de sierva tu madre.
Bien podré dezir aquí
aquel salmo glorïoso
que dixe, fixo preçioso,
cuando yo te conçebí:
que mi ánima engrandeçe
a ti, mi solo señor,
y en ti, mi salvador,
mi spíritu floreçe.
Mas este mi gran plazer
en dolor será tornado,
pues tú eres enviado
para muerte padeçer
por salvar los pecadores,
en la cual yo pasaré,
non menguándome la fe,
inumerables dolores.
Pero, mi preçioso prez,
fijo mío muy querido,
dame tu claro sentido
para tratar tu niñez
con devida reverençia,
e para que tu pasión
mi femenil coraçón
sufra con muncha paçiençia.

La denunciación del ángel a los pastores
[El ángel:]
Yo vos denunçio, pastores,
qu'en Bellén es oy naçido
el Señor de los señores,
sin pecado conçebido.
E por que non lo dudedes,
id al pesebre del buey,
donde çierto fallaredes
al prometido en la ley.

El un pastor:
Dime tú, ermano, di,
si oíste alguna cosa,
o si viste lo que vi.

El segundo:
Una gran boz me semeja
de un ángel reluciente
que sonó en mi oreja.

El terçero:
Mis oídos han oído
en Bellén ser esta noche
nuestro Salvador naçido.
Por ende dexar devemos
nuestros ganados e ir
por ver si lo fallaremos.

Los pastores veyendo al glorioso Niño:
Este es el Niño eçelente
que nos tiene de salvar.
Ermanos, muy omilmente
le lleguemos [a] adorar.

La adoraçión del primero:
Dios te salve, glorïoso
infante santificado,
por redemir enviado
este mundo trabajoso.
Dámoste grandes loores
por te querer demostrar
a nos, míseros pastores.

[La adoraçión] del segundo:
Sálvete Dios, Niño santo,
enbiado por Dios Padre,
conçebido por tu madre
con amor e con espanto.
Alabamos tu grandeza
qu'en el pueblo d'Irrael
escogió nuestra sinpleza.

[La adoraçión] del terçero:
Dios te salve, Salvador,
onbre que ser Dios creemos.
Munchas graçias te fazemos
porque quesiste, Señor,
la nuestra carne vestir,
en la cual muy cruda muerte
has por nos de reçebir.

Los ángeles:
Gloria al Dios soberano
que reina sobre los çielos,
e paz al linaje umano.

San Gabriel:
Dios te salve, glorïosa,
de los maitines estrella,
después de madre donzella,
e antes que fija esposa.
Yo soy venido, señora,
tu leal enbaxador,
para ser tu servidor
en aquesta santa ora.

San Miguel:
Yo, Micael, que vençí
las huestes luçiferales,
con los coros çelestiales
que son en torno de mí,
por mandado de Dios Padre
vengo tener compañía
a ti, beata María,
de tan santo Niño madre.

San Rafael:
Yo, el ángel Rafael,
capitán d'estas cuadrillas,
dexando las altas sillas,
vengo a ser tu donzel,
e por fazerte plazeres,
pues tan bien los mereçiste,
¡o María, Mater Criste,
bendicha entre las mugeres!

Los martirios que presentan al Niño
El cáliz
¡O santo Niño naçido
para nuestra redençión!
Este cáliz dolorido
de la tu cruda pasión
es neçesario que beva
tu sagrada magestad,
por salvar la umanidad
que fue perdida por Eva.

El astelo e la soga
E será en este astelo
tu cuerpo glorificado,
poderoso rey del çielo,
con estas sogas atado.

Los açotes
Con estos açotes crudos
ronperán los tus costados
los sayones muy sañudos
por lavar nuestros pecados.

La corona
E después de tu persona
ferida con deçeplinas,
te pornán esta corona
de dolorosas espinas.

La cruz
En aquesta santa cruz
el tu cuerpo se porná.
A la ora no havrá luz
e el tenplo caerá.

Los clavos
Con estos clavos, Señor,
te clavarán pies e manos.
Grande pasarás dolor
por los míseros umanos.

La lança
Con esta lança tan cruda
foradarán tu costado,
e será claro sin duda
lo que fue profetizado.


Canción para callar el Niño
Callad, fijo mío
chiquito.
Calladvos, Señor,
nuestro Redentor,
que vuestro dolor
durará poquito.
Angeles del cielo,
venid dar consuelo
a este moçuelo
Jesús tan bonito.
Este fue reparo,
aunqu'el costo caro,
d'aquel pueblo amaro
cativo en Egito.
Este santo dino,
Niño tan benino,
por redemir vino
el linaje aflito.
Cantemos gozosas,
ermanas graçiosas,
pues somos esposas
del Jesú bendito.



Gómez Manrique

* * *

Estamos ante una de las piezas más importantes del teatro vernáculo en lengua castellana, obra escrita entre 1476 y 1481, durante el reinado de los Reyes Católicos, por Gómez Manrique.
Sobrino de Iñigo López de Mendoza, marqués de Santillana, quien compuso las célebres Serranillas, y tío carnal de Jorge Manrique, autor de las famosas Coplas a la muerte de su padre, el maestre don Rodrigo Manrique, era Gómez Manrique miembro de una ilustre fa-milia tanto por su linaje como por su dedicación a la poesía.
La obra que aquí traemos fue escrita por nuestro autor para su hermana doña María Manrique, vicaria en el convento de monjas clarisas de Calabazanos, villa palentina vinculada a la familia Manrique.
El teatro sacro medieval nació de la liturgia y siempre conservó tanto su condición de acto de fe como su propósito de estimular la piedad de los fieles, razón ésta por la que apreciamos en él una doble índole: la teológica y la popular. Como acto de fe, había de ate-nerse a las Sagradas Escrituras y al dogma cristiano; como obra dirigida al pueblo, por el contrario, había de expresarse en un lenguaje popular y utilizando imágenes y elementos añadidos a la historia sagrada por parte de la tradición popular que solían apartarse, por lo general, de la ortodoxia.
Así, la obra se inicia con las dudas de José acerca del embarazo de María que se contie-nen en el evangelio de San Mateo, 1, 18-25, y la Anunciación del Nacimiento a los pastores del evangelio de San Lucas, 2, 8-18. Nuestro autor, sin embargo, expresa las cavilaciones de José en un lenguaje jocoso y popular a un tiempo, muestra ejemplar de esa doble índole del teatro sacro medieval a que nos hemos referido.
Era frecuente, a finales de la Edad Media, caracterizar a San José, tanto en la literatura como en la pintura, como un anciano decrépito, no exento de cierto tono burlón y caricatu-resco, cuando lo más probable es que, al tiempo de nacer Jesús, José no tuviera aún cin-cuenta años, según Juan Gerson. Al pueblo, sin embargo, le gustaba contrastar una visión burlona de José con la devoción reverente dedicada a María y su divino Hijo.
En cuanto a «La oraçión que faze la Gloriosa» para que alumbre «la çeguedad de Josep e su sinpleza» es algo que no aparece en el Evangelio de San Mateo, sino que el autor la ha insertado como forma de dar entrada teatral a la aparición del ángel a San José.
La adoración de la Virgen al Niño es, quizás, el más bello pasaje de la obra. Expresa to-do el arrobo natural de la madre ante el fruto de su alumbramiento, pero también la emo-ción teológica ante el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios. Termina con las amar-gas palabras relativas a la Pasión que el Hijo habrá de sufrir, «pues tú eres enbiado para muerte padeçer por salvar los pecadores».
Tras el anuncio de tan sólo un ángel a los pastores, la adoración de los tres pastores y el gloria in excelsis del coro de ángeles, intervienen los arcángeles San Gabriel, San Miguel y San Rafael. San Gabriel, para recordar su papel de embajador en la Anunciación a María; San Miguel, la rebelión de los ángeles malos, por donde se extendió la maldad en el mun-do; mientras que San Rafael se declara doncel de María.
La personificación de los instrumentos de la Pasión constituye una alegoría aparentemente extraña al tema de la Natividad, aunque aquí viene justificada por la premonición de la Virgen cuando piensa en la futura Pasión de su Hijo para salvar a los pecadores. En todo caso, la incorporación de escenas de la Pasión al tema de la Natividad es una característica propia de la espiritualidad franciscana, ya que la obra va dirigida a las monjas de la orden de Santa Clara de Asís, fundada por San Francisco de Asís a comienzos del siglo XIII.
Un villancico final sirve para hacer coincidir en el tiempo el tema histórico del Nacimiento de Jesús con el momento actual de la representación. Villancico escrito, con toda evidencia, para ser cantado por las monjas, que consta de un estribillo, «Callad, fijo mío, / chiquito», que podría ser entonado por la Virgen, y unas mudanzas en cuya estrofa final, «Cantemos gozosas, / ermanas graçiosas, / pues somos esposas / del Jesú bendito», son las propias clarisas quienes entonan el cántico en su condición de consortes del Divino Esposo.
Feliz Navidad, queridos amigos.

Joaquín de Alba Carmona

Glosario: aflito: afligido; amaro: amargo; astelo: columna; bendicho: bendito; cativo: cautivo; denunciación: anunciación; denunciar: anunciar; dudedes: dudéis; Egito: Egipto; eçelente: exce-lente; ende, por: por tanto; fallaredes: hallaréis; fazedero: hacedero; fijo: hijo; foradar: horadar, agujerear; Irrael: Israel; Josepe: José; luciferales: infernales; muncho: mucho; omilmente: humil-demente; onbre: hombre; ora: hora; oy: hoy; porná(n): pondrá(n); prez: honra; sayón(es): verdu-go(s).
El signo ç (cedilla) representa el mismo fonema que la letra c ante e, i. En coraçón, açotes, lança, moçuelo, equivale a la ortografía actual de la letra z.

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